La razón específica del periodista es interpretar y escudriñar la verdad de los hechos, manteniendo una objetividad del acontecimiento; en este sentido podríamos decir que el periodismo es el reflejo de una realidad en un entorno social donde el espectador cree saber la verdad. Pero, ¿qué tan cerca estamos de plasmar esa realidad “objetiva” hacia el receptor?
En el siglo XIX aparece una metodología para comprender la base de una noticia, llamada la teoría del espejo, comienza en la segunda mitad del siglo a mitigar los cambios de la prensa americana.
La teoría explica como el periodismo es el mediador o el espejo de la realidad. Se caracteriza por relatar un acontecimiento equilibrado, preciso y real de la noticia; aportando una información verdadera, tratando de utilizar la imparcialidad.
Esta teoría sustituye los comentarios por los hechos o narraciones, donde la palabra juega un papel importante de contar una realidad. De igual modo, se incrementa las reglas de narración y métodos eruditos del periodismo que surgieron en la década de los años 20. Facilitando en el oficio una disciplina científica para que los periodistas eviten la subjetividad, como lo afirmaba Walter Lippman.
Sin embargo, el lema del periodismo inglés nos argumenta que “la noticia es sagrada y el comentario es libre” este contexto no das a entender que el comunicador para poder desempeñar esta gran objetividad, debería tener una actitud escéptica a los sentimientos pero resulta ser algo ineluctable tratándose de seres humanos y así mismo la aprehensión de los medios masivos frente a la tergiversación de la información, proporcionan a que la realidad sea un dogmatismo.
Por consiguiente, la realidad de todo un entorno social es influenciada por un medio masivo el cual busca que su perspectiva hacia la información transmitida al público sea la que ellos diversifican como la realidad de todo un pueblo, país o grupo colectivo, de individuos civiles.
Tratando de controlar y proporcionar un poder imperialista en el pensamiento frente a alguna crisis o situación que altere su porvenir, siendo un sistema de sometimiento al avance de una responsabilidad social y un ilusorio mejoramiento de un país.
Por otra parte, la realidad jamás será exacta, como nos argumenta Arnheim, Rudolf. “no existe algo que sea fiel copia de la realidad física”, puesto que el mismo periodista debe proporcionar una información desglosada de la realidad, para que la información sea masticable en todo el público en general, no con la intención de manipular, sino de ser precisa y clara.
Por ejemplo, si el periodista tuviera que cubrir en directo una noticia sobre una congestión vehicular en algún punto de la ciudad y se quedara en la calle mostrando o describiendo los hechos por varias horas, visualizando una perenne información o imagen. Para el espectador sería algo confuso, fastidioso e impreciso. No habría una retroalimentación del mensaje y la información podría no ser digerida por el receptor.
Finalmente, si buscamos una asertividad de la información de un acontecimiento. Los medios de comunicación tendrían que dejar a un lado la perorata de ser sólo transmisores de un mensaje incongruente, para dar paso a la apasionada transformación de un cambio social donde: oriente, explique hechos de relevancia, genere libertad critica adecuada y forme ciudadanos de cambio social. Buscando que la teoría del espejo no sea una hipótesis sino una precursora de existencia frente a las diversas informaciones en los medios masivos.
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