Por: Viviana Velasco, Diana Lopez, Mauricio Cano, Jonathan Ali, Mabel Ruiz, Viviana Ávila, Patricia Garzón, Luis Guzmán.
El sistema de transporte transmilenio, el pasado 5 de septiembre del 2011 a las 8:00am, tuvo un accidente en la 127 con suba por parte de tres articulados, de los cuales 86 personas salieron heridas por este accidente; uno más de los tantos accidentes vehiculares de la ciudad y de este medio de transporte. Con tal accidente se especuló que era un medio de transporte inseguro, pero ¿qué medio de transporte está exento de sufrir un accidente de tal magnitud?
En tal accidente, hubo un plan de contingencia audaz para transportar a los heridos. Pero, existen muchas hipótesis y pocos argumentos sostenibles de lo ocurrido. Aquí lo más importante no es el suceso sino que pudo llevar a este accidente, teniendo que en cuenta que es uno de los medios de transportes más utilizados por los Bogotanos y su desorganización interna por parte de la entidad y de los pasajeros es la más ardua, aún más en la hora pico.
Tantos los pasajeros como la misma entidad de transmilenio no están respetando las reglas de utilizar este medio de transporte, generando: sobrecupo por los atrasos de los articulados, desorganización en las filas, y una intolerancia e irrespeto inaceptable por parte del grupo colectivo civil y la entidad.
Un medio de transporte como transmilenio por la cantidad de gente que transporta y su gran tamaño, es muy difícil que frente a una circunstancia precaria, pueda frenar ya que la cantidad de pasajeros, el peso de ellos y del mismo bus, dificultan tal hecho. Así mismo esto sucede no solo por el transmilenio sino por nosotros mismos que a veces preferimos arriesgar nuestra seguridad aventándonos a un articulado exuberante de personas por el hecho de no llegar tarde, pero tal acción no es la viable en estos casos.
Somos una ciudadanía que sólo se manifiesta en el momento que tenemos el inconveniente o algún accidente fuerte, pero tales hechos cuando son “solucionados” se quedan allí porque cuando pasan las olvidamos al instante.
Para tener un cambio real es preferible hacerlo desde la administración de la organización de transmilenio; no desde los pasillos, refutando el mal transporte, el ostentoso precio del pasaje y comportándonos como animales para subir al dichoso articulado.
Tratemos de ser nosotros los pasajeros los que manifiesten el cambio para poder pedir también soluciones a las pletóricas inconsistencias del transmilenio no solo en un su precio u organización sino generando mecanismos en donde nuestra seguridad y la del conductor sean viables para transportarnos en la ciudad.
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