El pasado 13 de septiembre del 2011, se hundió el referendo de cadena perpetua para violadores, promulgado por la senadora Gilma Jiménez. Este proceso requería de 18 votos de respaldo para superar su tercer debate. No obstante, sus promotores tienen un plan b para continuar con dicha pugna.
La contrariedad de derechos en este tema, ha hecho que este referendo sea un caos en el congreso, puesto que se encuentra los derechos hacia los niños y los derechos hacia la integridad de un individuo civil. Pero, ¿será que aquellos hombres que son capaces de hacer daño a un niño podrían “regenerarse”? ¿Cómo una persona normal?, siguiendo con vida individual y colectiva, haciendo de cuenta que nada paso.
El perdón y el olvido parece ser el pan de cada día ante la justicia de este país, a veces parece que entre más atroz el crimen más fácil se le perdona al victimario sus actos, dando por resultado en el ámbito jurídico “educar” a estos individuos con unos cuantos años en una cárcel, y tiene mejoría se recompensan, rebajando sus penas por su comportamiento u otro hecho de buena de conducta.
Tal como sucede con Garavito, que nos quiere convencer que se reformo después de tantos genocidios cometidos hacia niños por su parte y pretende crear un perdón ante la sociedad sobre los crímenes. Puede que la justicia jurídica tenga un perdón más flexible, pero, el olvido ante una sociedad dolida y humana, no es posible.
Porque aunque todos los seres humanos merezcamos una segunda oportunidad, estos seres humanos ya resultan siendo un depredador de falacias e impunidad, los cuales nos demuestran que si son capaces de violar, matar y ultrajar de una forma barbarie a un niño, son capaces de todo.
Cómo es posible que pretendamos creer que una persona se puede regenerar estando en sitio como la cárcel, que a veces resulta siendo una escuela para ellos y sus crímenes bajos. Así como con las grandes adicciones, esto jamás se cura, sólo se calman por un tiempo y vuelven a decaer. No seamos tan ciegos ante una realidad que aviva contra al crimen de nuestros pequeños e indefensos niños.
Ellos merecen vivir en un ámbito seguro, donde sus derechos sean respetados aún más que la de un adulto, donde las acciones que puedan atentar con su parte: sicológica, moral y física, sean castigadas severamente. Seamos promotores de justicias reales no de cómplices silenciadores.
El cambio está entre nosotros y este proyecto podrá funcionar solo si cada uno de nosotros como individuos civiles de nuestros entorno colectivo, pensamos no solo en nosotros sino en los demás.
Coloquemos por un momento en la posición de aquellas madres, padres y familiares que su gran desasosiego es ver como el victimario que atento contra un ser indefenso, puede estar tan tranquilo en las calles haciendo lo mismo a otros niños.
Esta lucha hacia los violadores, no acaba aquí. Y esto no lo dejan muy claro los progenitores de tal proyecto, esperando que el gran debut se haga lo más rápido posible y que por primera vez se haga justicia en este país por los crímenes inicuos hacia los niños.
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